Deméter, la diosa de la
Tierra, de la tierra cultivada, de la fertilidad de los campos y el cereal, perteneciente a la generación olímpica. Sus atributos son la
espiga de trigo, el
narciso y la
adormidera y se solía representar con
antorchas o con una
serpiente, símbolos de la búsqueda de su hija por los Infiernos.
Mientras que
Deméter es una divinidad de la
naturaleza ordenada y domesticada por el hombre,
Gea era vista como un
elemento cosmogónico, y
Ártemis como la
naturaleza salvaje. Para los griegos Deméter se relacionaba esencialmente con el
trigo, uno de los tres básicos productos de la dieta mediterránea junto con la
vid y el
olivo. Su relación con el trigo se observa a través de algunos de sus
epítetos como
"fructífera",
"nutricia",
"hermosamente coronada",
"rubia", etc. Se trata de una diosa benévola y bondadosa aunque también puede llegar a ser muy cruel si sus mandatos son desobedecidos.
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Fuente de Ceres, en el Jardín del Parterre de Aranjuez. |
La figura de Deméter estaba estrechamente vinculada con su hija
Perséfone, constituyendo ambas una pareja que a veces era denominada como
"las Diosas". El mito principal de Deméter es el relacionado con el rapto de su hija, que explicaba para los griegos el
ciclo agrícola. El relato comienza con la concepción de Perséfone, hija de Deméter y
Zeus, el Padre de los Dioses y los hombres.
Perséfone vivía feliz con otras hijas de Zeus y las ninfas hasta que su tío
Hades se enamora de ella, y decide raptarla para
tomarla por esposa. Se abrió la tierra bajo los pies de Perséfone, de donde surgió Hades llevándosela al mundo de los
Infiernos. Esta escena del rapto de Perséfone ha sido un tema muy recurrido a lo largo de la historia del arte, muchos artistas recrearon el momento y como es imposible mostrar todas esas obras, he escogido las que a mí más me llegan.
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"El rapto de Perséfone" de Rubens. |
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"El rapto de Perséfone" de Bernini. |
Después del rapto de su hija,
Deméter, desconsolada, comenzó su búsqueda recorriendo todo el mundo durante
nueve días sin comer ni beber. En el
décimo día se encontró con la diosa
Hécate, quien la lleva ante
Helios, el dios del Sol que todo lo ve, para contarle que Perséfone era ahora la esposa de Hades y por tanto la
reina de los Infiernos. A partir de entonces, Deméter decidió abandonar el Olimpo y permanecer en la Tierra
renunciando a sus funciones divinas hasta que le devolvieran a su hija. Este retiro de Deméter provocó que el campo se volviera estéril y el desorden del mundo, por ello, Zeus decidió mediar en el conflicto como Padre de los Dioses y juez del universo.
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"Deméter lamentándose por Perséfone" de Evelyn de Morgan. |
Sin embargo, Perséfone ya estaba vinculada a los Infiernos al haber tomado una
granada (una de las frutas que simboliza el mundo del Hades). De esta manera, Zeus dictaminó que Perséfone pasara medio año con su marido en los Infiernos y el otro medio año con su madre en la superficie.
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"Prosérpina" de Rossetti. |
"Por eso cada primavera Perséfone escapa de la mansión subterránea y sube al cielo con los primeros tallos que aparecen en los surcos, para volver de nuevo al reino de las sombras a la hora de la siembra. Pero durante el tiempo que permanece separada de Deméter, el suelo queda estéril; es la estación triste del invierno".
Pierre Grimal: Diccionario de Mitología griega y romana, p. 132.
Con este mito se intenta explicar no sólo el
ciclo agrícola donde el trío Deméter-Perséfone-Hades es indivisible para comprenderlo, sino que también es una muestra del
orden patriarcal impuesto por Zeus, ya que es él, el padre, la autoridad paterna, la que decide sobre el futuro de su hija. Deméter y Perséfone son figuras pasivas que deben acatar sus órdenes, aunque no estén de acuerdo con la solución.
Los misterios de Eleusis
Durante la época antigua surgieron una gran cantidad de
cultos mistéricos, quizás los más conocidos son los relacionados con
Dionisio,
Isis,
Cibeles y
Mithra. Pero en la religión griega el culto mistérico más importante eran los
misterios de Eleusis, que perduró hasta finales del siglo IV d. E. Momento que se corresponde con la instauración, por parte de
Teodosio, del cristianismo como religión oficial del Estado romano y la destrucción del santuario por los godos. Terminando con un culto milenario.
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Los misterios de Eleusis, relieve votivo de hacia 440-430 a. E. |
Algunos os estaréis preguntando por qué narices os cuento todo esto, pues bien, según la tradición estos misterios de Eleusis fueron instaurados por la diosa Deméter, y su mito se centra en el relato anterior: el rapto de Perséfone por Hades, su búsqueda y encuentro final en Eleusis que provoca el renacer de la vegetación. Una de las
características comunes de los cultos mistéricos es el
regreso de la muerte de la divinidad a la que se da culto.
Dionisio murió antes de nacer y su padre Zeus lo guarda en su pantorrilla para que siga creciendo (es decir, le devuelve a la vida).
Isis devuelve a la vida a su esposo
Osiris... etc. Son algo más complejos estos cultos pero bueno yo, os lo cuento muy brevemente y ya me detendré más detalladamente. En el mito anterior también se repite el
ciclo de la muerte y la vida, en este caso de la tierra cultivada, y de Perséfone de su ida y vuelta a los Infiernos. Se muestra por tanto el carácter ctónico de Deméter relacionada con la
muerte y el mundo subterráneo.
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"Ceres con dos ninfas" de Rubens. |
En un comienzo los misterios tenían un
carácter local, gestionado por una importante familia (los
Eumólpidas). Otra de las
características comunes de todos los cultos mistéricos es su
carácter iniciático, es decir, que tan solo aquellos que hayan sido iniciados pueden participar en estos cultos y conocer sus enseñanzas. Con la incorporación del territorio de Eleusis al Ática se acaba con su carácter local, incluso
Pisístrato (mitad del siglo VII a. E.) quiso proporcionarles un carácter
panhelénico y acabaron introduciéndose en el
calendario cívico de Atenas como una festividad más. Tras esta incorporación, los cultos eleusinos se desarrollaban en dos fases:
pequeños y grandes misterios. Los primeros eran unos rituales de
purificación realizados por todos aquellos que querían ser iniciados, y los segundos, también llamados grandes Eleusinas, eran los
misterios propiamente dichos.
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"Ceres", de Antoine Watteau. |
Como bien indica su nombre son misterios, es decir, los iniciados debían guardar un voto de silencio sobre las enseñanzas del culto eleusino (al igual que ocurre con el resto de los cultos mistéricos), por lo que poco sabemos sobre ellos por falta de documentación. Pero sí sabemos que en los misterios de Eleusis revelarían secretos vinculados con el ciclo de la vida y de la vegetación, misterios del nacimiento y de la muerte. Pero sobre todo una esperanza en el Más Allá, algo que la religión griega contemplaba como al frío y oscuro: el Hades, los Infiernos.